El 11 de abril fue decretado por la ley Nro.18589 del parlamento uruguayo en el 2009, Día de la Nación Charrúa y la identidad indígena, a instancias de una larga prédica de las asociaciones de descendientes. Efemérides que recuerda el exterminio en el arroyo Salsipuedes y la Boca del Tigre perpetrado por el primer presidente de la república uruguaya, Fructuoso Rivera, en 1831, de una banda de charrúas de unas 400 o 450 personas, entre hombres. mujeres y niños,convocados al lugar con engaños y traicionados por su antiguo aliado. Son asesinados 40 indios, tomados prisioneros 300, mientras otros grupos menores escapan. Los prisioneros son trasladados a Montevideo en condiciones infrahumanas; los hacen caminar días y días hasta la capital. Los hombres encarcelados, vendidos o muertos después del cautiverio; mujeres y niños entregados como servidores a las familias patricias de Montevideo. Muchas de las mujeres y los niños huyeron de Montevideo al campo y unos 80 niños bautizados en las parroquias de la ciudad. Pondremos un documento sobre una niña huida a los pagos de Toledo que refleja como fueron tratados aquéllos sobrevivientes de la masacre. Un grupo de ellos, el representado por el conjunto escultórico del Prado, es entregado a instancias de un especulador, D´Curel, para ser llevado a Francia en 1832 y allí exhibidos como piezas de un circo o como objetos de estudio en un museo para la academia francesa. No sobreviven al destino parisiense más que unos meses, "Oh París oh París" se lamentaba lastimeramente y lleno de tristeza Senaqué, el sabio brujo, salvo Tacuabé, que huye con su hija, Carolina y probablemente haya vivido unos cuantos años más en Lyon. La escultura se erigíó en 1938 a raíz de los festejos del centenario y es una representación de una nación convencida y machacada hasta el cansancio de que eran "los últimos charrúas". El aforismo popular siempre es más sabio respecto de que los "ultimos siempre rien mejor". Los "últimos" quizás sean responsables de que un 30 % de la poblacíón uruguaya del hoy tenga genes indios. Sobrevivieron entonces grupos aislados tanto en el campo uruguayo como en el argentino, brasilero y paraguayo. Esculpieron las figuras del Prado los escultores Lusich Siri y Furest Muñoz,bajo el árbol indígena de un timbó (oreja de negro). Un árbol al que tomaremos una foto ubicado en el jardín de la casa con quien iniciáramos este blog: el Dr. Brazeiro Diez.
La figura juridica del genocidio es reciente y aprobada por las Naciones Unidas después de la segunda guerra mundial. La historia está plagada de genocidios de pueblos desde los albores de la civilización y no más que de ésta, llámese sociedad dividida en clases sociales, ya que la "sociedad primitiva" a pesar de tener la guerra como modo de funcionamiento, es escasamente violenta, escribía Pierre Clastres y jamás ha exterminado pueblo o tribu alguna, a contrario de lo afirmado por Félix de Azara en 1800, cuando historiando a los charrúas decía "exterminaron a los yaros y bohanes".
Evidente que Salsipuedes fue una masacre, la figura del genocidio y aún más que ésta un etnocidio, la desaparición cultural autónoma de un grupo étnico dentro de nuestro territorio y solo dentro de Uruguay. O por lo menos de su visibilidad y la vuelta a lo que siempre habían hecho desde el descubrimiento, la invisibilidad táctica. Sin embargo, la ley adolece, refluye y se fundamenta en el mito charrúa, el mismo que justificó por años el exterminio y los últimos charrúas. Envuelto en el concepto siglo XIX de la macroetnia olvida que otras "bandas" ( y este es un concepto técnico antropológico) fueron predominantes en nuestra historia indígena y colonial y que ésta debe encararse dentro de un sistema de grupos en contacto. Ni los factores raciales ni los culturales similares justifican que minuanes, yaros, bohanes, y tapuios, pertenescan a la misma "macroetnia", concepto elaborado por los iluministas científicos del siglo XIX, los que por primera vez fundamentaron "científicamente" para el Plata que los nómades eran incivilizables, la única solución era exterminarlos. Asi no nos quedaremos solo con los aportes culturales de los charrúas sino con los de todos los grupos sobre los cuales hay mucho que investigar todavía en numerosos documentos aún inéditos y en prospecciones arqueológicas. Olvidan que los mayores aportes lo realizaron los guaraníes, mientras que los charrúas nada dejaron, señalaba la circunstancial entente Sanguinetti- Agarrate Catalina y aún el propio nombre del país, es guaraní. "Agarrate" hacía una defensa de los charrúas a diferencia del derechista Sanguinetti que ignora que Uruguay es topónimo guaraní que alude a los charrúas. Lo demostraremos. Se olvida además que los mayores aportes a la humanidad de los nómades y las tribus no es exclusivamente valores de valentía, coraje, solidaridad grupal, sino un modo de funcionamiento social que revuelve a toda sociedad civilizada y capitalista: la no acumulación, la no explotación de un ser humano por otro, la inexistencia de gobernadores y gobernados, señores y súbditos.
En efecto, entre todas las etimologías guaraníes de Uruguay, desde 1529 a 1700 (Uruay, Huruay, Uruan, Uruccan, Urunay, Urguaig; Uruguay: L.Isle, 1780) hemos encontrado una que no se refiere a "río de los pájaros pintados" o "río de los caracoles" sino a los charrúas. Que significaría "rio afluente del jefe". Argumenta el linguista paraguayo, en el 1er congreso de filología tupí-guaraní realizado en Uruguay, que Ruiz de Montoya, jesuita que elaboró diccionarios guaraníes, se equivoca al señalar "uru" como pájaro. Este se enciuentra en las palabras CHE-URU (mi jefe), CHE-RU (mi padre), pájaro en guaraní es guyrá.
GU es contracción, pertenencia de; A (caer o afluente); Y (río). Por tanto, RIO AFLUENTE DEL JEFE.
Luego va a etimología de la palabra CHARRUA: CHA-CHE (mi); RRUA- RUA (mi jefe). Siendo que la RR no figura en guaraní, en consecuencia esta palabra podría ser también de origen charrúa. Se liga a la etimología de la palabra Uruguay. (T VI; 1950: 200 a 203)
Nos resta citar el documento sobre la indiecita Felipa de Salsipuedes que fue a parar a los pagos de Toledo, en el nordeste. Se presentó la chacarera Ana Fuentes al juez reclamando la tenencia de Felipa de 10 o 12 años huida de su otra ama, "implorando protección y amparo" de los crueles tratos sufridos. Tenía la cara llena de cicatrices, como quemada, al igual que el cuerpo. Se entera la dueña y va a buscarla con un soldado y una orden del jefe de policía. La escena es aún más trágica que la anterior pues Felipa se "resistió tanto" que asida al cuello de Ana clamaba de pavor para que no la llevaran. Sin duda que paraliza el procedimiento y la dueña debe partir contrariada, no sin antes proferir "expresiones poco decentes". Eh aquí la actitud típica ? de un niñö/ niña charrúa a los que sus madres trataban con humanidad y maternal cuidado, como se puede extraer de otros documentos en los que intervinieron yaros, por ejemplo. Encontrándose el jesuita A.Sepp con un grupo yaro río arriba de los saltos del Uruguay, en viaje a las misiones, ofrece por un niño cuentas y abalorios, a cambio de llevárselo a las misiones. El padre yaro del niño parece aceptar. La madre se niega tenázmente y el jesuita no logra sus objetivos.
Habrá Felipa vivido por los pagos de Toledo hasta fines del siglo XIX ya que los indígenas se destacaban por ser bastante longevos ?
EL DOCUMENTO
"EXMO SOR
Doña Ana Fuentes, ante VE con el mayor respeto me presento y digo: Que hace el espacio de seis meses que se asiló en mi casa una Yndiecita Charrúa como de edad de 10 o 12 años llamada Felipa, Implorando mi protección y amparo,pr qe se la trataba con excesivo rigor y aspereza por Doña Ana Suárez, que la tenía. La sola vista de las cicatrices de su cara que parecia quemada, y las demás que tenía en su cuerpo, que aún conserva, me ovieron a compasión, y me decidieron a recogerla con solo el objeto de cuidarla a fin de que la desesperación no la congujera a un precipicio en su tierna edad. Mi animo fue dar parte de este suceso a la policia; pero siendo mi residencia en Toledo, no lo hize, esperando yo venir en persona a referirlo. Sin emabrgo, di aviso de todo a una vecina en cuya casa paró por algunos días la Doña Dominga Suarez, de cuyo poder huyó Felipa.
Al cabo de este tiempo se presenta aquella en mi casa el 27 del pasado, con una carretilla, un soldado y una orden del Sr Gefe (sic) de Policia para que se la entregase, a la que presté toda la obsequencia (sic) debida, pero esta escena fué todavía mas tragica que la primera, porque Felipa se resistió tanto, que no fueron bastantes a rendirla,los esfuerzos que hicieron su ama, el carretillero, y el soldado, y lo que es mas, mis repetidas insinuaciones a que obedeciese. Todo fue inútil Exmo Sror pues tal era el pavor que la acompañaba, que asida de mi cuello y del de otra sra que se hallaba en mi casa, decía que prefería la muerte antes que volver con su ama que la había tratado con la mayor crueldad:: de modo que dsengañada con esta invencible resistencia se retiró a su pesar sin lograr su intento, manidestando se despecho con expresiones y acciones poco decentes.
Este incidente es el que me trae ante VE y es el que no necesita de otra jsutificación que la simple vista de Felipa. Ella además ha estado en poder de su ama más de un año, en cuyo tiempo no ha podido ser cristiana, ni menos educada en los más trivial a este respecto. En fin, Exmo Sor es digan de toda la consideración del Gobierno y que lo mismo me considero obligada a Suplicar a VE que teniendo presente el cariño que me tiene por haber encontrado en mi una madre, el que yo le tengo por haberla educado y tenido a mi lado en este tiempo, y que solo los sentimientos de humanidad me impulsana mirar por ella, se sirva ordenar que continue en mi poder en atención a que en él conseguirá todas las vnetjas que `pueden esperarse de una madre de familia, cuya conducta y honradez son bien públicas y notorias, al paso que su mediana fortuna le proporciona algunas comodidades de las que podrá participar Felipa. Por tanto = AVE Suplico que habiémdome por presentada, se sirva proveer y mandar como solicito que es Justa y gracia que imploro"
A ruego de la Suplicante Francisco Castilla.
FUENTES:
Boletín de Filología; T 6 (43 a 45); 200 a 203.
ACOSTA Y LARA,E; 1969-1970; La guerra de los charrúas. Periodo patrio. Montevideo
1 comentario:
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