viernes, 25 de junio de 2010

Lecciones de molinos, ladran Sancho en la Cuchilla Pereira y leñadores de la memoria

 

 Esta fue la ùltima lección de un padre a su hijo, una lecciòn de molinos.Hacìa poco que el hijo había leìdo la autobiografía de Henry Miller, se disponía a escribir un cuento sobre molinos y hacía mucho que ambos habían estado en contacto, admirado y hasta construido, como vemos en la foto, un leñador que funciona, como los molinos de viento, cuando el viento sopla, ulula y zumba, sea en las cuchillas, en las chacras o quintas de todo el paìs, el Nordeste o Montevideo.El padre explicò aquèlla noche como eran los molinos de metal y los elèctricos. El hijo preguntaba y aportaba sus fotos o recorridos por los molinos de cereales del Nordeste. Recordaba su propia infancia y adolescencia de molinos en una granja de Paysandù y a la vez incentivaba la memoria infantil para quien las vacaciones en la granja habían sido  las inolvidables y mejores de toda su vida. Su comienzo vacacional eran el regreso  de su padre ya adulto y con una familia constituida.Extraño juego de la memoria que invertìa los papeles, los acumulaba, los sintetizaba, volvía el tiempo maleable y eterno y quería convertirse en cuentos, hobbys y relatos. Molinos de metal, el memorizado, uno del que se extendían unos caños para regar por los surcos de la chacra; el elèctrico que giraba a mayor velocidad destinado a iluminar las noches de la casa de campo. Hay uno en el medio de la calle San Cono, ejemplificò el padre. Miller escribiò que el mejor momento en que conociò a su padre es cuando se estaba muriendo. Què làstima y antes tal vez habían sido unos autènticos extraños? Era aquélla una perfecta lecciòn de molinos porque mientras hablaban se entendían  y en todo estaban de acuerdo. El hijo ya no recordò ni a Miller ni a Miguel Hèrnàndez, el viento quizàs soplaba esa noche, cuando ambos ignoraban que muy cerca la segadora esperaba. No se sabe de donde, como y porque ayudaba a las partidas, cual era la causa exacta de su presencia, a la que se podía dar incontables teorías, explicaciones y detonantes.  NI tampoco su aspecto,de blanco y con la clàsica guadaña, era una agricultora del norte que venìa a buscar al padre? de negro y alzándose encima del hombre izquierdo, segun otras culturas ? Estaba allì y si el jugador de ajedrez se lo hubiera preguntado, es posible que hubiera contestado, cual uno de los sellos del fim, yo soy ignorante. La parca llegó y se fue. Sin embargo no pudo llevarse la lecciòn de molinos, el cuento, los documentos sobre molinos del hijo, el leñador de la memoria, el amor entre un padre y su hijo, los recuerdos de las vacaciones y de tantos años de haver vivido juntos.   
Ni tampoco podìa arrasar con los molinos construidos desde la prehistoria por quienes habìan poblado el Nordeste, los dueños primordiales de estas tierras, minuanes, charrùas y otras etnias desconocidas, que al borde de los arroyos o junto a sus elevaciones, donde hubiera àrboles frutales, eran utilizados, los molinos y sus manos, para moler granos, frutos o pescados. Además otras tecnologìas eòlicas o antieòlicas instrumentaban para protegerse del viento o impulsarlo a su favor, en la vivienda, la caza menor o mayor. Antieolos eran los llamados "paravientos" de origen pampa y patagònico, la vivienda indìgena armada con esteras de bañados y al introducirse el ganado vacuno o caballar, en el siglo XVI, clavada con palos para sostener los cueros de los animales de la corambre. Venablos, flechas y boleadoras fueron impulsadas a favor o en contra de los vientos suaves de estas cuchillas o violentos sopladores desde el mar. De los molinos de granos indigenas, construidos  por los cazadores inferiores o superiores, pasamos a los molinos de agua que los conquistadores españoles trajeron al Plata. El màs antiguo del que tenemos noticia es el levantado por un poblador del llamado Operativo Patagonia, en el actual Maldonado, todavía sobreviviente pero en ruinas. Es de fines del siglo XVIII y fue la obra de.......... oriundo de ......., poblador   cuyos ùltimos días trascurrieron en la banda oriental, cuando su destino original, segùn los caprichos antiingleses de la corona española, hubieran sido las desoladas y frìas tierras de la Patagonia, en 1779. Operativo fracasado que dio a la banda oriental el mayor contingente poblador para aquèlla època. A partir de principios del siglo XIX es que comienzan a aparecer los tìpicos molinos manchegos en Montevideo y luego en juridicciones del interior de la banda. Molìan los maìces y trigos tanto de Montevideo como de la ya incipiente agrìcola Canelones, El "inverosimil Quijano" contra quien combatirìa el inmortal Quesada, quejàndose Sancho de la locuras de su caballero amigo, comienza a funcionar en el  Nordeste durante o posterior a la guerra grande. Entre otros como los del Galgo en el pueblo de la Restauraciòn; Lagardera en Maroñas, los dos que sobreviven detràs de la Iglesia Santa Gema (curva de Maroñas), los dos de Raffo en Raffo y Millàn o viceversa. Sus piedras de moler fueron en algunos casos construìdas con las piedras nativas de cuarzo blanco, piedras blancas, extraìdas de los pagos del Manga o cercanas al saladero de Legris, que en el correr del siglo XX dieron nombre al barrio homónimo. El molino manchego de la Cuchilla Pereira perteneciò al inmigrante Casinelli muerto en las cercanìas por un furtivo ladròn. Funcìonò hasta la dècada del 20 del siglo ibidem moliendo trigos y maìces, haciendo los gofios, que los canarios habían traìdo como manjar desde las "Irlas". Sobrevive ruinoso al costado de una de las màs antiguas escuelas del lugar, la de Peñarol. Se entra por el Camino de los Molinos hasta llegar casi el camino Cuchilla Pereira. A la izquierda una alameda nos conduce al "gigante" de novela, una chacra delante en la que encontramos lascas indígenas y màs allà el observatorio astronómico Los Molinos. Con que otros molinos seguir? Regresamos hacia el molino elèctrico de la calle San Cono, el que motivara las lecciones de molinos, del que solo sobrevive un spectrum, es decir una foto y a un molino de metal, bombeador de agua, que se alza atravezando chacras y ex invernaderos de flores, por el Camino Conocido por Repetto, inusitado nombre para un camino.