jueves, 30 de octubre de 2008

Una flotilla de OVNIS se observará hoy en los cielos de Piedras Blancas y Puntas del Manga

Que lástima que no lo podemos trasmitir ¡Nos invaden, nos invaden! podrían repetir y parafrasear los locutores de radio Tiburón, Planeta o FM Del Carmen como en aquélla célebre trasmisión de 1938 en visperas de Hallowing. Cundió el pánico en New York y muchos se suicidaron. Es que ningún locutor del Nordeste se parece a Orson Wells ni es tan famoso sin duda, ni jamás soñó con escribir La guerra de los mundos de H.Wells. Por sobre todas las cosas tal vez ignoran el suceso radial o son demasiado racionalistas y además, algunos de sus oyentes ¿no llegarían a creérselo?

miércoles, 29 de octubre de 2008

Máquinas acertijos,infernales, báquicas, quijotescas y planetarias en Piedras Blancas, Manga y Cuchilla Pereira




A lo largo y ancho de su historia y prehistoria el Nordeste destacóse por sus innovaciones, ensayos, invenciones, investigaciones y aplicaciones científicas o tecnológicas y por sus ideas delirantes, locas y avanzadas a su tiempo. Por tanto sacudámos la modorra de los tiempos presentes y entre las brumas luminosas de esa máquina planetaria encima de una plataforma (como la que se ve en la foto) describamos algunas de ellas. Abarcan todos los campos del saber humano: ciencia y teconología, arte y bellas artes, ideologías y proyectos políticos. Muy bien que podríamos empezar por esa fortaleza Max Mad en un corso de Piedras Blancas en una especie de "túnel del tiempo" al revés. Es decir, desde el presente hacia atrás en el pasado. Son los equipos de la FM DEL CARMEN, emisora comunitaria de Puntas del Manga que trasmitió por internet el corso de Piedras Blancas, en marzo del 2008. Dicho sea de paso que esta emisora cumplió el 8 de noviembre dos años de existencia. En nada se parecen, salvo por la aislada iluminación cual un campamento en la noche de los tiempos, a aquéllas máquinas de sobrevivencia económicas y militares como lo eran las "colas de pescado" (puntas de flecha) indígenas; o los morteros para moler semillas y otras, a las que llamaremos, acertijos, por no saberse sus funciones con exactitud (si piedras de red o estecas), todas encontradas en la zona rural del Manga y Piedras Blancas.


En cambio una máquina infernal introdujo el "cincinato" (pues pasaba como el senador romano de la chacra a la casa de gobierno y de èsta a sus estancia) presidente Bernardo Prudencio Berro en su chacra del Manga, entre 1840 y 1860, para matar las hormigas de su quinta, siendo como se afirma que fue la primera máquina de esta naturaleza que tuvo el país. Infernales para Don Quesada o Quijano, que bien no se sabe su nombre o quijotescos, según cuenta la historia, podrían llamarse pues el hidalgo universal luchó contra ellas en desigual partida, precisamente a esas "máquinas quijotescas" como fueron los molinos de viento de la Cuchilla Pereira y los de Jardines del Hipódromo. Eran dos, propiedad de Casinelli y hoy queda solo uno en la calle Los Molinos, junto a una de las escuelas más antiguas de la zona rural del Peñarol (Nro....) y el observatorio astronómico, Los Molinos, al oeste de camino Mendoza. Aparte de los de cereales en Cuchilla Pereira, hubo y sobreviven molinos de agua y eléctricos, uno de éstos como adorno de jardín en una calle de Piedras Blancas, la calle San Cono. Por ahí irán algunas fotos ilustrativas.


Hubo máquinas báquicas tan tempranas como la destilería de Portal en el Manga rural, rumbo al arroyo Toledo y bañados de Carrasco, (1850-1860), edificio hoy desaparecido. O los lagares y prensas de vino de la bodega La Nena (1910-1930) en zona rural de Piedras Blancas o las piletas y las grandes damajuanas importadas de Europa por José Batlle y Ordóñez a su chacra de viñedos en Piedras Blancas; con los cuales se produjeron los vinos La Nena (valga la redundancia) y el jugo de uva Piedras Blancas, en el caso del presidente José Batlle y Ordóñez. Arte y esculturas de terracota cocida roja podrían considerarse "máquinas de arte" en las manos del escultor catalán Domingo Mora, que las construyó como balaustradas para la quinta de Duplessis, comprada por José Batlle y Ordóñez, agreguemos, después, en 1905. Por esta èpocas, hacen su aparición también, unas ruidosas "máquinas de hierro". "Carros sin caballo" llamaron en el norte del país los paisanos al ver por primera vez los automóviles y según un cuento trasmitido de generación en generación en San Gregorio de Polanco, el pueblo tenía solo dos autos y una vez chocaron. Los primeros autos de Piedras Blancas los tubieron, para variar, los amigos y correligionarios, Domingo Arena (periodista, diputado, senador, consejero, boticario y quintero), es decir otro "cincinato" aunque melenudo y José Batlle y Ordóñez (periodista, legislador, presidente, poeta y astrónomo), en sus vecinas quintas y residencias.


A estos "carros sin caballo" les precedieron otras máquinas de hierro más ruidosas y humeantes aunque aquéllos autos de antaño asustaran con sus cornetas y traqueteos. Sin embargo, un sonido reulta insuperable en los recuerdos y porque no en el presente del Nordeste. Es el pito kilométrico que como un sol naciente se oye en el horizonte de las estaciones de tren, sea en la de Manga, sea más allá por los campos. Ya se oía en el Nordeste por 1870-1872 saliendo de aquéllas máquinas negras, a leña y carbón. Sonido más cercano y quizás más nítido que el actual, pues recorría a lo largo de Cuchilla Grande e iba hasta la estación Treinta y Tres (esquina actual de Cno Fénix) en una època con menos ruidos de autos que en la actualidad. Línea de pasajeros, jugadores del hipódromo, obreros de las chacras y de carga que llegó hasta Minas y estuvo hasta 1939. A este ferrocarril se le sumó por 1907/8 el "tren" urbano, una de las líneas de recorrido más largo de los tranvías de Montevideo. Fue el célebre Nro. 17 de La Transatlántica, compañia alemana, que unía la aduana con la terminal de los cafés La Lata- La Isla en Piedras Blancas. Un "tren" no menos pletórico de chillidos, timbres, sacudidas en las paradas y traqueteos por largas vías. Una avanzada civilizadora urbana. Pero será motivo de otro más entusiasmado o nostálgico artículo.