lunes, 18 de junio de 2012

Para el amigo Javier cuyo Amarcord es Piedras Blancas : mes aniversario de la Red de Huertas



Todos tenemos derecho a ser y pertenecer a un lugar dice una oradora de barricada patrimonial como Marìa Irene Pertusso, la maestra historiadora, en cada acto por los valores patrimoniales del nordesde de Montevideo. Historiadora es para ella quien indaga y cuenta historias. Es asì sin duda, no es necesario un titulo para ello. Ell titulo fue obra  de sus alumnos en la escuela.Aunque no haya esencias ni teleleogìas ni raìces ni estabilidades y si muchos cambios, exclusiones e inclusiones en las identidades, compuestas de diversidades y alteridades. El otro aparece y nos lleva sin considerar que no podemos abandonar nuestros recuerdos, nuestro Amarcord, que significa para Fellini y para mi que la vi por primera vez en el cine del Palacio Salvo, el amor por los buenos momentos vividos. Esa Red de Huertas es el Amarcord de Javier, entre otros desparramados por toda Piedras Blancas. Yo fui huertero a los 15 años expresaba. En adelante fue un soñador, un romàntico idealista que iba a trasmitir su saber a quienes lo necesitaran. Su sueño fracasò porque era para el mañana aunque provinìera del pasado. Me ha dicho que no y tambièn tiene razòn. Aùn pensando en la totalidad y la estrategia,como suele afirmar la bestia, ese sueño cosechò sus frutos. La Red de Huertas fue circunstancial, efimera, puntual, una lucha por la sobrevivencia ante la crisis del 2002. Sin embargo son saberes que existìan y continùan existiendo en la Piedras Blancas de hoy:  la huerta escolar de la escuela Nro 119, las centenas de huertas plantadas por los vecinos en las calles de Piedras Blancas. Mi madre acaba de cosechar 47 calabazas en un predio de 15 ms por 5 mts. Ninguna facultad le enseñò a obtener estos resultados porque el de ella es un saber tradicional traido de las chacras del norte del paìs. Ninguna instituciòn  logra implantar redes artificiales voluntaristas o nuevas desconectadas de las praxis  ya existentes, en base exclusivamente a inestabilidades temporales e identitarias. Tampoco se puede enseñar el amor por la tierra, el placer de cultivar y de entretenerse, el amor por los alimentos. Son saberes de mujeres. No de ciudades ni de asfaltos ni de gente que ama màs su auto, su televisiòn o su telèfono celular, que un contacto real con el otro.

Breves historias: 
Aunque me lea un solo adolescente y aunque las condiciones no estuvieran maduras para los grandes cambios que se pensaban, vale la pena decìa Mallarmè escribir  poemas y dedicarse a la escritura. Entregarlo todo y sacrificarse por ideas e ideales, entregas tan escasas en estos tiempos.Cubrir las necesidades de trabajo, solidaridad, alimentaciòn y esperanzas como en aquèlla coyuntura del 2002. Los primeros pasos fueron en la parroquia San Lorenzo a instancias de estudiantes, profesionales, feligreses y vecinos de Piedras Blancas. Idea de huertas barriales porque se pensaba y Javier esas noches craeia que la gente iba a pasar hambre. Efectivamente mucha gente lo pasò.Una huerta aquì, para quien prestara el primer terreno, la casa de Marha, otras allà, contactos con la universidad, proyectos de la Unesco, redes de huertas a partir de las redes sociales ya existentes. El asunto fue que esta Red logrò hacer decenas de huertas vecinales, extender las quintas a la escuela Nro 59 y el liceo Nro 39, recorrrelas con la universidad, participar de seminarios, visitas a otros emprendimientos montevideanos (movimiento global anticrisis), organizar muestras (en el CCZ Nro 10), sustentar alimentaciones y resistencias resilentes. En total unos 5 años de desenvolvimiento. Bastante y como legado o memoria a no olvidar y siempre recrear.